En esta sección presento el fruto de mi investigación artística acerca de los sueños. Para mí, el mundo onírico constituye un espacio paralelo, en gran medida inexplorado, donde convergen fragmentos realistas con elementos nebulosos que rozan la ficción. A través de las imágenes, busco transmitir este contraste: por un lado, la nitidez de la memoria; por otro, la inestabilidad y lo difuso de las escenas de un sueño.

La obra que se muestra aquí (tomada como referencia en la imagen adjunta) ilustra perfectamente la esencia de mi estilo: una síntesis de teatralidad y espiritualidad. En ella, se aprecia cómo la figura central emerge de un trazo abstracto y envolvente, simbolizando el fluir de la conciencia durante el sueño. Al mismo tiempo, la representación realista de su rostro y movimientos invita al espectador a sumergirse en la intensidad de ese instante onírico.

En el proceso creativo, entro en un estado de trance o meditación —una semisomnolencia— que impregna cada pincelada de energía y fuerza. Mi propósito es que el espectador advierta la relevancia de la conciencia y la memoria en el sueño, y que se sienta invitado a reflexionar sobre la fusión entre lo real y lo etéreo en cada una de estas obras.

Con el paso de los años, esta forma de explorar el universo onírico y sus elementos cambiantes me ha permitido evolucionar hacia un estilo muy personal. El uso de contrastes —entre la nitidez y el desenfoque, lo tangible y lo indefinido— representa mi propia búsqueda: adentrarme en los recovecos de la mente y, en última instancia, trasladar esa vivencia a cada pieza que conforma mi trabajo.